viernes, 5 de marzo de 2010

Sobre qué se Come en Sueños


Se suele hablar de comidas soñadas haciendo referencia a aquellos manjares que nos deleitaron con su sabor, que imaginas perfectas pero no probamos en la vida diaria. O en aquellas que por su perfecto orden, cantidad, emplazamiento y compañías no dudarías en disfrutar. En cualquier caso sublimas los sentidos del gusto , la vista , el olfato y, por qué no, del tacto en esos oníricos platos.
Sin embargo muchas veces, las realidades de nuestro sueño muestras efectos que se asemejan más a los manjares que prueba Alicia en Wonderland.
Viene a colación a una serie de elementos que he soñado en diferentes días, que sin no ser cada uno más que un aderezo en la crónica general del sueño, son sin embargo lo que traen el absurdo al mismo. Y como con el de hoy ya suman al menos tres, y con esta cifra comienza la multitud, empezaré a numerarlos, antes que se agolpen y me sea imposible recordarlos.
Pueden acogerse a estas recetas futuros relevistas del Bulli, dado que parece que éste ahora cierra/se convierte en fundación/vaya a saber usted qué. Puedo asegurarles que algunas de las anécdotas culinarias que se detallarán dejarían a la cocina con hidrógeno líquido de Adrià, francamente helada.
- Gatitos: sí, cual una seguidora cualquiera de V, me dediqué en un sueño a comer gatitos. Uno o dos, no se piensen... Eso sí, muy bien presentados, porque la comida, ya saben, entra por los ojos. Así que los gatitos vivos venían en paquetitos pequeños, como si fueran bombones. La caja media constaba de media docena: Seis gatitos de colores diversos, de un tamaño bastante improbables (unos 5cm de longitud), y que sin embargo se encontraban con la expresividad y movilidad de un gatito de tres meses. En el sueño me ofrecían con total naturalidad una cajita de éstos. Elegía con desgana uno atigrado y me lo comía vivito y coleando. No sé a qué sabía, pero no parecía extrañarme ni que estuviera vivo al comérmelo,ni que ni siquiera lo "pelase" antes. En fin, dejemos estos escabrosos detalles.
-Sopa de perro: elegí un momento bastante funesto en soñar ésto, pues hacía bien poco que se había muerto mi perro Puck, un precioso y avispado caniche canela. Ahora tenemos dos pequeños cachorros casi negros, mezcla de caniche y ratonero andaluz y que responden al nombre de Blacki y Jack. A la hora de elaborar la sopa, se parecían más a éstos últimos los ingredientes. Bien, instrucciones para la receta: se coge una olla y se la llena con aproximadamente dos litros de agua. Se pone al fuego y se espera a que comience a hervir. Mientras se coge un cachorro pequeño, de unos dos a tres meses de edad. Se le hace un corte longitudinal que lo divida en dos, desde la cabeza a la cola. Se toman las dos mitades aún sangrantes y casi vivas del perrito y se echan al agua hirviendo. Se deja hervir bien, y luego se sirve caliente. No se si hay que aderezarlo con algo para mejorarlo. En este sueño no probé el resultado. Sólo me limité a seguir la receta. Estoy segura que en más de un país asiático podrán decirle algunas especies, allí no parecerá tan raro mi sueño.
- Pasta y Setas: Vale este parece no ser muy original, pero la presentación también cuenta. Hoy he soñado diversas cosas, pero de entre las que me han llamado la atención ha sido un paseo que dábamos mi madre, mi tía Mercedes (la hermana de mi yaya) y yo. Íbamos por la montaña, y el sendero se vislumbraba lleno de pasta blanca, como si de empanadillas abiertas se tratasen, pero sin estar rellenas. Al principio contaba mi tía, que habían pocas, y que ella las había probado pensando que se habían caído del camión que las transportaba. Parecía que eso era normal. Pero decía que ya hacía una semana que no paraban de aparecer, que parecía más bien que saliesen de la tierra, y que habían empezado a pudrirse y por lo tanto a ser un problema de salud pública. Mientras caminábamos empezaron a aparecer setas. Yo tengo poca idea de setas, me limito a las dos variedades que entran en mi casa: una es el champiñón, fácilmente reconocible, y la otra es una seta de color arenoso, con "copa" plana, y que tiene en su envés como las hojas de un libro, ni idea del nombre, pero os cuelgo una foto. En fin de éste segundo tipo eran mis setas, pero en vez de crecer como toda buena seta debe, como una sombrilla de playa que se abre, éstas crecían al revés, con todas las "páginas" hacia arriba. Y su tamaño era más parecido al de un helecho de la época de los dinosaurios, de manera que casi cabías de pie en cada una de ellas. Le pregunté a mi madre si quería unas para hacérselas a la plancha, pero dijo que no le apetecían. Lástima, por el tamaño seguro que en el sueño se habrían convertido en un tipo de planta carnívora que intentaría comernos.



1 comentario:

  1. Yo podría añadir un par de comentarios a las comidas soñada... en relación a la fotografía que encabeza el texto....

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