sábado, 29 de octubre de 2011

Construcción del miedo

Soriano Palacios

"Es pequeño
llueve dentro
y hay hormigas"

Ediciones ACTAR
pág 12-13
Si se tiene miedo, no se actúa.
Si tenemos miedo, no construimos.

Hoy en día no existen seguridades , aunque es mejor que no las haya.
la angustia está agazapada en el desconocimiento exacto del resultado,
en la ignorancia de las metas,
en la aceptación social de las formas,
en la desconfianza de nuestros cálculos.

Preguntar no significa mostrar inseguridades.
Hay que arriesgarse para equivocarse.

El miedo paraliza.

¿Cuál es el riesgo? ¿Cuál es el daño?
Soledad, crítica, equivocación, ignorancia, incultura, vacío.
Cada decisión tiene detrás una idea política, social, medioambiental, cultural,
arquitectónica en suma.

No podemos eludir nuestra responsabilidad.
Se debe apostar en cada momento por algo.
A fondo, con seguridad en sí mismo.

El sueño del arquitecto es buscar soluciones insólitas.
La intrepidez es necesaria.
La historia produce miedo.
El peligro está en pensar en el resto de arquitectos.

La imaginación se arriesga.

El sueño de la experiencia produce monstruos convencionales,
y además no hace desaparecer los temores.

Si tuviéramos miedo no nos atreveríamos a leer.
Si tenemos miedo los sueños se desvanecerán.



lunes, 24 de octubre de 2011

Concurso Microrrelatos Matemáticos

El año pasado ya vi este concurso, pero se me pasó la fecha de entrega. En este casi me vuelve a pasar lo mismo, pero como han ampliado el plazo he llegado a tiempo. La normativa es divertida, consiste en crear un microrrelato de máximo veinte palabras, que sigan en número de letras los números del número pi:
3,1415926535897932384

Aquí están mis dos aportaciones:


¿Sal o miel?
Y fuego consumido, no cariño...
¿Crees que podrás nuestros estúpidos anhelos controlar?
Sin ti hay tristeza sólo.






Ten a mano a quién prefieras,
la muerte viene con prisa.
Tristeza... consumida alegría enamorada.
Paz al fin.
¿Llorarás amor?






Quien quiera consultar las bases, están bajo la dirección:





sábado, 22 de octubre de 2011

lunes, 10 de octubre de 2011

No ignores el maltrato


Este es el cartel que he presentado para el concurso Yo Dona,
para la campaña contra el maltrato de género
. Espero que os guste

martes, 29 de marzo de 2011

jueves, 3 de marzo de 2011

Ritos funerarios

Esta noche he tenido otro sueño macabro-tétrico.

Parece que habían muerto muchas personas en alguna catástrofe, o en alguna de las revueltas por libertan que sacuden últimamente los países árabes, y yo debía conocer a alguno de los familiares porque iba a asistir al funeral. Claro que éste se desarrollaba en otro país con otra cultura y por lo tanto otras costumbres respecto a sus ritos funerarios.

Bien, pues he aquí que la ceremonia consistía en colocar de forma ordenada uno junto a otro los cuerpos amortajados de los muertos, en una especie de bandeja que iba a entrar en un horno/crematorio gigante como si se tratasen de las tostadas que se pasan por una cinta transportadora. Si esto en si ya era espeluznante, la gota que colmaba el vaso era que los supervivientes varones tenían la obligación de honrar a sus familiares muertos permaneciendo orando de rodillas en la misma bandeja dentro del horno, “cociéndose” durante al menos unos veinte minutos. Mientras , todo el mundo lo observaba y lloraba desde sus respectivos asientos, o palcos, porque el lugar era como el interior del Teatro Principal, pero con el horno en el lugar del escenario. Mi papel en la historia era de mera espectadora a la par que tratar de consolar a los hijos de uno de los familiares vivos, intentando convencerles que su papá iba a sobrevivir, dado que el aumento de la temperatura era gradual, y bueno que 240 ºC no eran tanto si sólo eran los últimos minutos. ¡ay, señor, las burradas que se dicen para no preocupar a los niños)

Una vez paso el tiempo establecido salían realmente indemnes los orantes, con algún moratón en las manos que llevaban vendadas y poco más. Y todos íbamos desalojando el lugar bajando por las escaleras y encontrándonos en cada tramo a más gente y a los propios orantes, que eran felicitados por su proeza.

Buff, al menos el sueño me evitó toda la parte olfativa del asunto.

¿Fútbol?

Desde mi adolescencia, y con la excepción de algunos partidos de la Selección Española, prácticamente no he visto partidos de fútbol. O al menos no los he seguido con ningún claro interés por la victoria de ninguno de los contrincantes. Me gusta declararme afutbolística, aunque para ello tenga que inventar el término. Sirva esta pequeña introducción para evitar discusiones estériles sobre la elección y suerte de los personajes que aparecen en el sueño.


Parece ser que por alguna razón que se daba por supuesta en el sueño, se iba a disputar uno de los resultados de los partidos de una manera un tanto diferente. Y es que en vez de la tradicional batalla de sendos equipos de once, iba a celebrarse con una carrera en la que sólo participan dos jugadores. La condición a cumplir era que tenían que correr juntos y de la mano, no pudiéndose soltar o se descalificaban.

Al parecer la afición estaba muy puesta, y yo por mi parte pues no me enteraba muy bien de qué iba la cosa. Entraba con más gente a un bar donde estaban retransmitiendo la carrera, y yo pregunto si al final eran los jugadores del Madrid los que tenían que correr. Me contestaron con aire condescendiente que no, que eran los del Barça. En concreto corrían Messi y Pujol. Fijándome en la pantalla solo pude ver la espalda de ambos, y distinguirlos por la característica melena rizada de Pujol. Como es habitual en la televisión, parece que aún habiendo más participante, los que ocupaban posición privilegiada en el seguimiento de su evolución eran ellos dos. Iban a buen ritmo corriendo, adelantando a varias parejas rivales, pero se observaba que no iban a la par, sino que era patente que Messi tenía que tirar de Pujol que iba casi un cuerpo retrasado de él.

Ésta descompasación que arrastraban se hizo crítica cuando en uno de los adelantamientos de manera que el vínculo que les unía se rompió. Los reporteros exageraban la situación, mientras se veían las caras de risa y diversión que tenían ambos, mientras doblados procuraban retomar el aliento. Parecía que la carrera no era realmente comprometida con la situación en la tabla, sino que era una excepción porque o sobraban o faltaban jugadores. Claro que yo no vi exactamente cómo pasó porque no estaba atenta, y esperando que repitieran la “jugada” para poder ver por mis propios ojos y juzgar así los comentarios, parece que la imagen se lió, y el sueño recurrió a los cauces normales conocidos: aparece el árbitro, los jugadores (de distintos equipos) se lanzan hacía él con gestos histriónicos que pretenden acentuar su versión del asunto y concederle así el crédito de la verdad, el árbitro saca tarjeta amarilla pero no sé a quién, y frente a las iras y comentarios exaltados del público, los jugadores y los comentaristas, pierdo definitivamente la curiosidad y desvío mi atención, acabando así el sueño.

sábado, 26 de febrero de 2011

Cómo se hizo una ilustración



En principio iba a sevir como tarjeta de boda
de Mavi y Marcelo, pero creo que quedará
como regalo para colocar en su Sweet New Home.

Felicitación Navideña

Taxi

-¡Vaya !¡Otra vez que me voy a quedar sin cobrar la carrera! Llevo una racha que parece que estoy gafado, pero es que no puedo hacer otra cosa. Lo único que me queda es el respeto.Sabía que esto iba a pasar en cuanto vi a la chica morena montarse en mi taxi. . Mira que hay zonas por Madrid, pero tuvo que elegir pasar justo por esta. En fin, ya casi estamos llegando, vamos a ver cómo lo hacemos. Parece que el tráfico está lento aunque fluido. Vale, entonces con un frenazo bastará. Aquí, justo.

Ruido de bocinas, y brusco descenso de la velocidad en el carril derecho según pasa por una esquina como cualquiera de las otras. De repente se muestra en la marea de coches una onda que parece irradiar de un punto anodino y centro del estremecimiento de la procesión. Llamada de atención que pronto se atenúa y es absorbida por la circulación, como sino hubiera pasado nada..

-¿Por qué ha hecho eso?

La pasajera inclina la cabeza mientras frunce el ceño por la extraña maniobra del taxista. Sólo el zumbido sordo del tráfico contesta la pregunta, mientras el conductor conduce con pericia en el resto de las calles hasta que llega a su destino. Se niega a cobrar el viaje.


Fueron las zanjas para las obras del gas, o de la telefonía, o la del agua...qué más da. Un descenso superior al establecido dio con un brusco engrosamiento de hormigón. Y la curiosidad acicata los movimientos, y hace extra limitarse a los trabajadores. A esa profundidad sólo debiera haber tierras. No hay obras de metro, no hay cimientos que justifiquen tanto hormigón. Y las noticias pronto muestran como se eleva íntegra la cáscara rota en su base de gris cemento. Son huesos y huecos de lo que ante fueron mullidas carnes lo que rompen la base de la piedra.

Otro enterramiento en una cuneta, pérfida cobertura que pretende cubrir los asesinatos de la guerra, absorbida por la sedienta periferia creciente.

Muertos olvidados.

O no tanto.

Tabú para los que se quedaron en vida, no atreviéndose a poner ni una flor en aquella esquina.



-Lléveme a ver a su amigo Juan, aquel de que tanto habla.


La misma chica morena, en su taxi. Parece haberse convertido en una costumbre. Su mirada es inquisitiva pero a la vez tímida. Sabe que puede evitar su mirada con un gesto que desvíe el espejo. Pero es cierto que le ha hablado de Juan. Empezó la siguiente vez que se vieron, en un trayecto rutinario esta vez. Y es que normalmente los clientes con los que hacía ese trayecto le recordaban pero y por tanto evitaban tomarle de nuevo. Menos la chica morena de pelo corto y flequillo lacio. Primero fueron frases sueltas. Recuerdo de pájaros y huevos de nidos robados. Dulce infancia de polvo y lagartijas. No se había dado cuenta que le hablaba hasta que la oyó reir. Se sorprendió oírse en voz alta. Sus pensamientos se habían hecho sonido sin permiso expreso.

Vio sus ojos tímidos pero inquisitivos, y tomó el camino antes de tiempo. Solía verlo cuando el sil declinaba. Era entonces al único cliente que llevaba.


Una plaza cualquiera. Una hilera de chopos. Sólo uno con un nombre incrito, y el hueco de una mano en él cientos de veces apoyada.

  • Bajo sus raíces.

Y las lágrimas cayeron por primera vez



Este sueño viene auspiciado por la lectura de El corazón helado de Almudena Grandes